miércoles, 9 de julio de 2014

CARTA DE DESPEDIDA DE JOSÉ CARLOS DÍEZ, EN RECUERDO DE LITO 
 
 
Hasta siempre, amigo Lito
 Me acaban de comunicar la muerte de Lito de UGT y lo he sentido como si fuera alguien de mi familia. Conocí a Lito en 2012. Me llamó para invitarme a ser patrono de la Fundación AGFitel, vinculada a MCA-UGT. Comimos y yo, como suelo hacer, le dejé clara mi total independencia y le advertí que, cuando mi análisis como economista discrepara de la posición del sindicato, yo sería crítico y mantendría mi independencia de criterio.

Me dijo que era justo lo que buscaban, abrir el sindicato a la sociedad y a gente que buscaba la integración crítica del sistema. Los sindicatos han cometido errores, sólo los que no toman decisiones no los cometen, y algunos de sus miembros han salido unos golfos y tienen que depurar problemas internos. Pero son una institución esencial para el funcionamiento del mercado de trabajo y la distribución de la renta generada en el ciclo económico por el sistema capitalista.

Los sindicatos son una institución esencial para el funcionamiento del mercado de trabajo.

Esto que es tan básico, no estaba en el centro del debate económico hasta que Piketty ha denunciado la tendencia natural del sistema capitalista a la concentración de la renta y la riqueza en muy pocas manos. Esta realidad entra en conflicto con la estabilidad política y social en una democracia basada en un sistema de un hombre, un voto.

Desde el primer momento hubo mucha química entre Lito y este economista observador y alcanzamos una gran amistad, afianzada en el respeto mutuo. Lito era una de las personas más interesantes que he conocido y de las que más he aprendido. Era parte de la historia viva de la economía española. Viajar con él en coche hasta su querida Asturias y comer en Puerto unas fabes era una clase magistral.

Era uno de los tipos más duros que he conocido. Lito venía de una casta de trabajadores y fue líder de los compañeros del metal. Empezó su vida sindical en el carbón, era de Mieres, y luego fue una pieza clave en la reconversión industrial de los años ochenta. Y ha muerto con las botas puestas como miembro de la casta de los trabajadores.

Lito venía de una casta de trabajadores.

Viví su salida del sindicato y fue ejemplar. Tras 35 años al mando de MCA su autoritas en la organización era enorme. Supo ceder el poder a Carlos Romero, miembro de su equipo, y quitarse de en medio para no complicar la labor del nuevo secretario general. Sin embargo, siempre estaba cerca y disponible para dar su opinión.

Su obsesión era Asturias y su huerto. Pero este invierno aprovechó para ir a su apartamento en Alicante a pasear cerca del mar. Me contaba que se dejaba barba, se ponía una gorra para que nadie le conociera y disfrutaba de cada momento de la vida.

Lito ha sido una pieza clave en la industria de este país. Su obsesión era que España fuera una potencia industrial e intentó un Pacto por la Industria con la patronal para concentrar los esfuerzos en I+D+i y capital humano.

Me contó las negociaciones para conseguir que España siga siendo una potencial mundial en la producción de automóviles. El objetivo siempre era mantener la producción y traer nuevos modelos a este país pero, una vez conseguido ese objetivo, era despiadado defendiendo a sus trabajadores y afiliados. Lito era uno de esos tipos que nunca desearías tener enfrente en un conflicto. Listo, con uno de los cerebros más rápidos que he conocido, extremadamente reflexivo pero cuando llegaba a una composición del problema, implacable e incansable en la negociación.

El sector del automóvil, uno de los más competitivos, firmó un convenio con los sindicatos para no aplicar la reforma laboral de 2012.

Lo normal sería que los empresarios le odiaran. Pero he comprobado personalmente cómo le respetaban y le admiraban. Las empresas de coches son monstruos y por desgracia las decisiones no se toman en España. Por eso el presidente de España de cada firma tiene que competir con otros presidentes de otros países. La negociación con los sindicatos y los costes salariales y la productividad de la fábrica son claves para ser competitivos en la negociación dentro de su empresa. Es paradójico que uno de nuestros sectores más competitivos, como es el automóvil y sus empresas de componentes, muchas de ellas españolas, hayan firmado un convenio con los sindicatos donde las empresas se comprometen a no aplicar la reforma laboral de 2012 a cambio de flexibilidad de los trabajadores en horas, en jornadas y moderación salarial.

Hace pocas semanas comía con Lito para hablar sobre un proyecto que le rondaba la cabeza donde quería vincular a las empresas del sector del automóvil y al mundo académico, relacionado con la innovación y el futuro de la industria. En contra de la visión del gusto de los sindicatos por el lujo, comimos en su sede de Avenida de América donde tienen un comedor para sus trabajadores. Judías verdes con jamón y pollo al ajillo. Menú habitual de la casta de trabajadores.

Me dijo que se ahogaba cuando caminaba y que iba a visitar al médico. Su corazón se ha parado con 67 años, después de haberse matado a trabajar y haber hecho millones de kilómetros en coche, no le gustaba volar, para defender a los trabajadores del metal y la construcción allí donde le necesitaban.

Es muy doloroso escribir estas palabras sobre un amigo. Pero es el homenaje que este economista observador le hace a un hombre que ha sido clave en la historia económica de España. Hasta siempre amigo y gracias por todo. Los que nos quedamos seguiremos con tu labor para que España sea un país industrial, tecnológicamente avanzado y donde sus trabajadores tengan trabajo y unas condiciones de vida dignas.

Descansa en paz, te lo has ganado a pulso.

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